CUENTA UN RELATO
MUY POPULAR DE Aristóteles que en las orillas de un río, vivía una rana muy generosa.
Cuando llegaba la época de las
lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante
la crecida del rio.
Cruzaba sobre su espalda a los
ratones, e incluso a algunas nutritivas moscas a las que se le mojaban las alas
impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse
de ellas en circunstancias tan desiguales.
También vivía por allí un
escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río,
pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra
orilla sobre tu espalda".
La rana, que había aprendido
mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió
enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo
suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y
moriré!"
El escorpión le replicó:
"No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías
en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."
La rana se negó al principio,
pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y
finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y
comenzaron la travesía del río.
Todo iba bien. La rana nadaba con
soltura y elegancia a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue
perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del río. Atrás
había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían
llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...
Fue aquí, y de repente, cuando el
escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno
se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se
nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para preguntarle al escorpión:
"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por
qué lo has hecho?"
El escorpión respondió: "No
puedo evitarlo. Es mi naturaleza".
Y juntos desaparecieron
en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río.